Las micotoxinas en la industria lechera. ¿Cómo desactivar sus efectos adversos?

Uno de los problemas más comunes en la industria lechera de nuestros días son los provocados por las micotoxinas, las cuales afectan parámetros productivos y reproductivos (síndrome estrogénico, abortos, etc), además de los relacionados con la calidad de la leche como el incremento en el conteo total de células somáticas y presencia en leche de Aflatoxina M1. La micotoxicosis también puede afectar el sistema inmunológico, deprimiendo al animal y haciendo los hatos más susceptibles a enfermedades.

Los hongos que originan las micotoxinas se encuentran en los cultivos forrajeros en mayor o menor grado dependiendo de las condiciones de cosecha y almacenamiento. La dieta de los rumiantes no es la excepción debido al uso de concentrados a base de granos y forrajes.

Hay más de 400 micotoxinas conocidas, sin embargo las micotoxinas que causan mayores estragos en la salud del ganado lechero son, por este orden, la producidas por hongos del genero Fusarium (zearalenona, T-2, DON), Aspergillus Penicillium (aflatoxinas y ocratoxinas).

Cuadro 1. Principales micotoxinas a las que está expuesto el ganado lechero.

MICOTOXINANiveles máximos permitidosAlimentos afectadosSignos de intoxicación
Zearalenona> 200 – 205 ppbMaiz, trigo, cebada, pastos-Abortos y menor supervivencia del embrión
-Infertilidad e hipertrofia de la glándula mamaria en novillas vírgenes
-Edema e hipertrofia de los genitales en hembras pre-púberes
-Vaginitis y secreciones vaginales
-Feminización e infertiliad de machos jóvenes
Tricoticenos (DON, T-2, DAS)T-2: > 50 ppb
DON: > 300 – 500 ppb
Maíz, trigo, cebada-Menor consumo alimenticio y reducción de ganancia de peso
-Producción de leche reducida
-Diarrea y / o enémesis
-Falla reproductiva
-Mortalidad
-Gastroenteritis, lesiones y hemorragia intestinal
Afatoxina (B1)> 10 – 20 ppb en raciones para ganado lechero (y doble proposito)Ensilado de maíz, maíz, semilla de algodón, cacahuate y soya.-Menor ganancia de peso
-Producción de leche reducida
-Disminución de consumo de alimento y disminución de la eficiencia de conversión del alimento
-Reducción de la fertilidad
-Mortalidad a niveles de exposición muy altos
-Lesiones hepáticas con congestión y hemorragia
-Acumulación de ácidos grasos en el hígado, el riñón y el corazón, produciendo encefalopatías y edemas.
Ocratoxina> 200ppbTrigo, cebada, avena, maíz, otros-Edema pulmonar
-Mayor mortalidad a niveles de inclusión muy altos

* Valores generales reportados en la literatura y que pueden variar dependiendo del país o los organismos internacionales que las regulan, como la Unión Europea y el FDA (USA).

Desactivación de los efectos adversos de las micotoxinas

Las micotoxinas son un enemigo invisible e insidioso y frecuentemente invencible con métodos antiguos. Para mitigar los efectos adversos que producen las micotoxinas existen: métodos físicos, inactivación por calor o irradiación ultravioleta; métodos químicos, inactivación y arrastre con solventes orgánicos; y procedimientos bioquímicos a través de la adsorción mediante la incorporación de aditivos que no destruyen la micotoxina sino que actúan por fenómenos bioquímicos en la luz intestinal en el cual se evita la absorción de estas toxinas y lógicamente su distribución a través del torrente circulatorio. Este último conduce a la quelación de moléculas vía fuerzas electrostáticas, o por formación de enlaces covalentes entre la micotoxina y el aditivo, de una manera irreversible y sin mayor efecto en la salud del animal ni su rendimiento, siendo eliminadas a través de las heces.

En resumen, existen dos vías para prevenir los efectos adversos de las micotoxinas: el de evitar que nuestras vacas consuman alimentos contaminados, o la del uso de secuestrantes o detoxificantes de micotoxinas que desactivan el poder tóxico de las micotoxinas de forma natural en el sistema digestivo del animal y que son dosificados en la ración alimenticia.

En el primer caso, son indispensables las buenas prácticas agronómicas: técnica de ensilado, tratamientos antifúngicos durante el almacenamiento, etc. No obstante y según los expertos, el uso de secuestrantes o detoxificantes de micotoxinas ha resultado la medida más práctica y casi indispensable en el manejo de las explotaciones ganaderas modernas, ya que resulta casi imposible –máxime con los altos niveles de micotoxinas que reporta la alimentación ganadera moderna- asegurarse de que en una ración no existirán estos contaminantes. Esto se explica aún mejor porque la reproducción de los hongos es relativamente simple y rápida, sólo necesitan: nutrientes, temperatura (5-44ºC rango absoluto), humedad (en ambiente 70% y en sustrato más de 13%), oxígeno y tiempo (pueden crecer en una semana)

Sobre el uso de detoxificantes de 3ª generación. Surge una nueva era.

En el caso de los secuestrantes o detoxificantes de micotoxinas, podemos considerar la existencia de una primera y segunda generación a base de arcillas y bentonitas, con un espectro de acción reducido, principalmente dirigido hacia la detoxificación de aflatoxinas, micotoxina más reportada en la literatura de países con climas fríos. Sin embargo, y sirva como referencia el Cuadro 2 que acompaña este artículo, en los ranchos de la comarca lagunera, así como de otras áreas lecheras de nuestro país – según los datos obtenidos por la compañía Celtic Holland División México S.A. de C.V. después de muchos años de ofrecer servicios de análisis con laboratorios reconocidos para la detección temprana de niveles de micotoxinas en ingredientes o ración total- es muy frecuente la detección de diferentes tipos de micotoxinas al mismo tiempo, en especial, la presencia de altos niveles de zearalenona, identificada ampliamente por los investigadores como causante de abortos y otros severos problemas de salud en el ganado bovino (ver Cuadro 1).

Por este motivo, la compañía Celtic Holland División México y su fundador, el Ing. Benjamín Fuentes y Corona, se plantearon hace más de 5 años – en asociación con Universidades como la Universidad Autónoma Antonio Narro, instituciones como el Inifap (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuaria) , y el aporte de investigadores expertos en la materia- el reto de diseñar una 3ª generación de detoxificantes de micotoxinas con una mayor eficiencia y amplio espectro, efectivo frente a altas concentraciones de aflatoxinas, pero también y especialmente de zearalenona, T-2 y DON. Así nació el detoxificante de micotoxinas Celtic® Zeta (Z de zearalenona) definido como un producto bio-orgánico con principios probióticos y prebióticos calibrado con un paquete enzimático especifico sobre un vehículo a base de aluminosilicatos, combinado con una porción precipitada para incrementar la superficie de contacto y adsorción. Por lo tanto, su mecanismo de acción está fundamentado en los mecanismos de eficiencia de las arcillas o bentonitas tradicionales y el tamaño de partícula logrado mediante precipitado en el “secuestro” de las micotoxinas que por su polaridad son adsorbidas; añadiendo su componente bio-orgánica, con receptores y enzimas específicos para micotoxinas como la zearalenona que desactivan sus efectos nocivos en la salud animal. Este proceso de detoxificación se da además sin que se produzca la adsorción de vitaminas o minerales, preocupación en algunos casos del ganadero, sino todo lo contrario, se puede evitar la inmunodepresión causada por las micotoxinas y se puede llegar a prevenir y controlar las enfermedades causadas por las mismas.

La eficacia y los beneficios del uso de Celtic® Zeta frente a altas concentraciones de zearalenona ha sido comprobada in vitro e in vivo durante los últimos años, y con frecuentes pruebas de campo realizadas en las principales cuencas lecheras de México. Para analizar estos beneficios que Celtic® Zeta brinda a la salud animal se ha venido evaluando. Sirvan como ejemplo los datos presentados a continuación sobre el comportamiento de un hato de la comarca lagunera expuesto a una alimentación en la que, previo análisis, se han encontrado altos niveles de aflatoxinas y zearalenona principalmente, proporcionando una dosis de 20 g/vaca/día a todos los animales gestantes de la explotación. Dicho análisis se realizó durante los meses más difíciles para la ganadería lechera de esta región, por el estrés calórico, y porque con las altas temperaturas se ve aumentada la contaminación fúngica y por ende las micotoxinas. Síganos en el próximo número.