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El protozoario Cryptosporidium spp sobrevive en el agua
M.C.V. Ramón Alfredo Delgado González
División Regional de Ciencia Animal de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, Unidad Laguna
El Cryptosporidium es un parásito protozoario que causa enfermedad intestinal e induce infecciones agudas con diarrea e infecciones crónicas con frecuencia desapercibidas. A menudo el agua cruda y potable, tratadas con cloro, presentan ooquistes de Cryptosporidium spp, (los cuales son resistentes al cloro), que juegan un papel importante en la epidemiología de la criptosporidiosis, tanto en los humanos como en los animales.
El interés por la contaminación del agua potable por protozoarios entéricos patógenos se ha incrementado considerablemente durante las últimas tres décadas. El parásito Cryptosporidium spp es un patógeno de gran preocupación transmitido por el agua. Hay tres características del ciclo de vida de Cryptosporidium que aumentan la probabilidad de transmisión por el agua. En primer lugar, Cryptosporidium completa su ciclo de vida dentro de un único huésped, por lo cual excreta un gran número de ooquistes en las heces. En segundo lugar, puede ocurrir transmisión zoonótica, manteniendo el reservorio de la infección y por lo tanto la contaminación ambiental, aumentando la probabilidad de transmisión por el agua. En tercer lugar, los ooquistes infecciosos son resistentes al medio ambiente, y son suficientemente pequeños como para penetrar las barreras físicas del tratamiento de agua y son insensibles a muchos desinfectantes utilizados en la industria del agua.
Las estadísticas sobre brotes vinculados al agua contaminada en los Estados Unidos, datan desde 1920 y a partir de 1971, los Centros para el Control de Enfermedades, han mantenido un sistema de vigilancia para la obtención de datos relativos a la ocurrencia y causas de brotes de enfermedades transmitidas por el agua. En Europa, durante las décadas de los 80s y 90s, alrededor de 277 brotes asociados con el agua potable y centros recreativos fueron reportados en 16 países.
La transmisión zoonótica de Cryptosporidium parvum ha sido reportada en casos de criptosporidiosis en niños después de la exposición con becerros o corderos. La exposición ocupacional con animales infectados (becerras) también ha dado lugar a la infección humana
Para detectar ooquistes de Cryptosporidium en el suministro de agua se requiere mucho tiempo. Este método consiste en múltiples pasos, incluyendo filtración y centrifugación para concentrar y purificar ooquistes, seguido por microscopía de inmunofluorescencia para identificar y enumerar los ooquistes presentes. Las limitaciones de este procedimiento incluyen una pobre recuperación de ooquistes. La microscopía con tinción especial de Ziehl Neelsen modificada, también es limitada debido al volumen de muestra que se requiere (alrededor de 60 litros de agua) para recuperar una muestra de ensayo de aproximadamente 50 µL. La detección y enumeración de ooquistes se complica aún más por la composición y cantidad de sedimento presenta en las muestras.
Se han investigado tecnologías alternativas para proporcionar una detección más eficaz de Cryptosporidium en una base acuosa. Estas incluyen Citometría de Flujo, espectroscopía de luz visible y de rayos UV, ELISA, microscopía de barrido, reacción en cadena de la polimerasa, separación inmunomagnética, microscopía con video, electroquimioluminiscencia, entre otras. Aunque la mayoría de estos ensayos son adecuados para el análisis de ooquistes en muestras de agua de baja turbidez, no son satisfactorios para el análisis de ooquistes en muestras con alta turbidez.
Los brotes de criptosporidiosis también se han producido a través del consumo de alimentos contaminados. Los alimentos pueden contaminares por manipuladores de alimentos infectados, o por el riego con agua contaminada con estiércol.
Cryptosporidium se ha aislado de ganado en todo el mundo, la mayoría de los becerros recién nacidos presentan diarrea por éste agente, siendo alta la prevalencia de la infección (5-100%). 90-100% de los rebaños puede estar infectado. La infección clínica se presenta principalmente en los becerros recién nacidos, que pueden arrojar más de 1010 ooquistes/día. La prevalencia es más baja en el ganado adulto. La alta densidad de ganado bovino en las cuencas hidrográficas y la excreción de un alto número de ooquistes hacen éstos animales fuentes importantes de contaminación del medio ambiente, que han sido implicados en varios brotes de origen hídrico de la criptosporidiosis.
Algunas características de Cryptosporidum que permiten la sobrevivencia en el medio ambiente y facilitan la transmisión por el agua se describe a continuación:
– La resistencia y persistencia ambiental de los ooquistes les permite sobrevivir algunos procesos del tratamiento de agua. Los brotes transmitidos por el agua indican que los ooquistes pueden sobrevivir el tratamiento físico y la desinfección. Los ooquistes son resistentes a los desinfectantes utilizados comúnmente en el tratamiento del agua. Además los ooquistes pueden sobrevivir durante meses en aguas superficiales y estuarios, y su longevidad en agua dulce se ha observado desde los 4 a 25 °C. La sobrevivencia de los ooquistes en el suelo es de aproximadamente 120 días.
– Varios estudios muestran que los bovinos infectados, especialmente los becerros recién nacidos, arrojan un alto número de ooquistes. Aproximadamente 1010 ooquistes de Cryptosporidium son excretados durante la infección sintomática. La excreción de ooquistes por lo general se produce después de 7 días y los picos alrededor de los 14 días. En el pico de la infección, se excretan 106-7 ooquistes por gramo de heces. Se han encontrado concentraciones de ooquistes en heces de hasta 104-7/gramo en becerros de 1-6 semanas de edad, en el 90% de los hatos.