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Sistemas de alimentación en becerras ¿Posee el adecuado para nutrir y desarrollar a sus reemplazos?
M.V.Z. Jesús José Escobar Carrasco
Celtic Holland División México S.A. de C.V.
Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, Unidad Laguna.
En la actualidad la mayoría de los sistemas de producción lechero tiene un reto en común: reemplazos saludables con tasas de crecimiento sostenido, obteniendo pesos superiores a 360 kg y con una edad en el animal de 12-13 meses, siendo estos los parámetros ideales para comenzar su vida productiva. Teniendo el reto, nos topamos con un pequeño inconveniente al inicio del proceso: la crianza de becerros.
Sin duda alguna es la fase más crítica del proceso, pues el becerro nace siendo monogástrico, con hipogammaglobulinemia, se expone a diversos factores de estrés ya sea de manejo o medioambientales, sistemas de alimentación diversos y lo más importante, la transición de no rumiante a rumiante. Dicho lo anterior, lo que se realice o se deje de realizar a lo largo de este periodo repercutirá negativa o positivamente en la producción futura del hato.
Hoy por hoy en las cuencas lecheras del país cuyo sistema de producción es intensivas o confinadas, se separa al becerro de su madre inmediatamente al nacimiento, colocándose en jaulas individuales donde se alimentaran de manera artificial y tratando de imitar a su entorno natural. Así pues, existen dos tipos de dietas para su alimentación; dieta líquida, dividida en calostro, leche entera, leche de descarte y sustitutos de leche; dieta sólida, cuyos componentes son los forrajes y alimento balanceado. Cada explotación lechera tiene su forma de conjugar dichos sistemas, teniendo como propósito obtener becerras saludables, con buen desarrollo ruminal y por consiguiente reemplazos como los que se mencionaron al principio del texto. Pero, ¿realmente logramos obtener becerras con esas características? ¿Cómo podemos conjugar estos sistemas de alimentación para tener éxito en la recría?
El becerro al nacer está totalmente desprotegido, nace sin anticuerpos que le ayuden a combatir enfermedades de tipo bacteriano, viral e inclusive parasitaria; por si fuera poco, también necesita de otros nutrientes esenciales para su desarrollo. Por su alto valor nutricional, el primer y más importante alimento que debemos proporcionar al nacer es el calostro, rico en proteína, inmunoglobulinas, grasa, lactosa, insulina, vitaminas, iones, factores de crecimiento, hormonas, leucocitos maternos, citosinas y factores antimicrobianos no específicos (Foley & Otterby, 1978; Hammon et al 2000). Para que este alimento realmente cumpla su función, se deben considerar varios aspectos: debe realizarse durante las primeras dos horas de vida del animal, pues en este tiempo es cuando el epitelio del intestino tiene mayor permeabilidad a las macromoléculas como las Ig´s, encargadas de dar protección contra enfermedades; la cantidad a suministrar depende proporcionalmente a la calidad del mismo, la idea es que con un consumo adecuado de calostro se obtenga una concentración sérica en el becerro igual o superior a 10 mg/ml de IgG, que es el equivalente a contar con 100 g de IgG en el calostro a suministrar. Si se tiene un calostro de calidad de 50% (50 g/L de IgG) se necesitaría proporcionar 2 litros de éste para cumplir con el estándar mínimo requerido; ahora bien, si se tiene un calostro de calidad de 25% (25g/L de IgG) el becerro debería ingerir por lo menos 4 litros (Godden, 2008). Según Vigortone (2006) una concentración sérica de inmunoglobulina G igual o mayor a 10 mg/ml permite alcanzar un 94% de animales destetados, cuya protección es esencial para la salud y un óptimo desarrollo en el mismo.
Otro de los alimentos con gran valor nutricional y que sin duda alguna debería ser proporcionada como ingrediente integro en la dieta del becerro es la leche entera, cuyos componentes son exactamente los mismos a los del calostro pero en menor proporción. Este tipo de alimento puede ser directamente de línea de producción o la que se conoce como leche de descarte, obtenida de vacas con problemas de mastitis o con antibióticos. Phillips et al (2004) sugieren que el uso de leche de descarte en animales jóvenes puede generar problemas como lo es la resistencia bacteriana, desequilibrio en la micropoblación ruminal e intestinal, alergias a medicamentos e inclusive procesos diarreicos; por el contrario, en un estudio realizado por Li et al (2019), no encontraron diferencias significativas en ganancias diarias de peso, altura a la cruz, longitud, desarrollo ruminal y composición de la microbiota del rumen, teniendo como referencia un grupo testigo alimentado con leche entera y un grupo experimental al cual se le suministro leche con antibiótico.
Se han realizado un sinfín de experimentos de esta índole, donde algunos de ellos coinciden rotundamente en que el problema de la leche de descarte es directamente sobre la composición de la microbiota ruminal, es decir, dependiendo de las concentraciones de antibiótico en leche, tendrá su impacto negativo sobre la misma. Así pues, el antibiótico en leche disminuye estos microorganismos→ decrece proceso de fermentación→ déficit en desarrollo ruminal→ retraso en crecimiento.
Aunque la leche materna representa el mejor alimento para el recién nacido, por cuestiones económicas, sanitarias, de almacenaje e inclusive de manipulación, muchas crianzas han optado por reemplazar esta misma por lacto-reemplazantes o también conocidos como sustitutos lácteos que, actualmente, existe una gran variedad de estos productos con composición química muy variada entre ellos en relación a proteína, grasa, vitaminas, antibióticos, probióticos, antioxidantes, minerales y prebióticos.
Teniendo conocimiento de los componentes de la dieta líquida, cabe señalar que con el aumento en la ingesta de esta misma, se han visto mejores ganancias de peso y altura a la cruz, mayor deposición de grasa y proteína, dando como resultado un mayor desarrollo en los distintos tejidos celulares; como complemento, Soberon et al (2012) encontraron mejores producciones de leche durante las primeras tres lactancias de aquellas becerras que, durante la crianza, su aporte energético era en su mayoría proveniente de la dieta líquida. Por otro lado, el incremento de energía proveniente del alimento lácteo, disminuye considerablemente el consumo de alimento balanceado, que mediante la microflora ruminal se producirán los ácidos grasos volátiles (acético, propionico y butirato), esenciales para el desarrollo papilar del rumen, pero principalmente por el primero, que en dietas basadas en este tipo de alimento, se obtienen distintos porcentajes de producción (40-40-20, respectivamente). Por estas razones la gran mayoría de los hatos lecheros ofrecen un sistema de alimentación liquida limitada, así pues, se estimula el consumo de alimento seco por parte del animal, promoviendo un desarrollo ruminal temprano.
Otro de los alimentos sólidos que se proporciona en la dieta de los becerros lactantes es el forraje, que cuando entra en contacto con los microorganismos del rumen comienza también la producción de AGV que a diferencia del alimento concentrado, los porcentajes de producción de ácidos es distinto (60% para acético, 20% propionico y 20% butirato). En ese contexto queda la interrogante: ¿Forraje molido o entero? En un estudio realizado por Plaza et al (2009) ofrecieron forraje entero ad libitum en un grupo de becerras, mientras que en el otro grupo experimental ofrecieron forraje molido (20-30% de la dieta) durante 180 días, observando mayores consumos en el grupo con forraje entero. Sin embargo, las mejores ganancias de peso se obtuvieron en el grupo de forraje molido, notándose diferencia significativa entre ellos a partir del día 31 de nacimiento. Por esta razón algunos autores recomiendan añadir forraje en una proporción de 20% de la dieta al día 30 de nacimiento, que de manera personal difiero de este comentario, pues a criterio propio el añadir forraje 15 días antes de la fecha estimada de destete es lo ideal, estimulando un desarrollo ruminal temprano y preparando a los becerros para la etapa de destete, donde su alimento principal será forrajes y alimento balanceado.
Así pues, al introducir alimentos sólidos en la ración, pasan directamente al rumen-retículo y, en este momento los cuatro compartimientos gástricos se ponen en circuito para la digestión fermentativa, preparando al becerro monogástrico para convertirse en poligástrico.
En conclusión, la dieta líquida favorece una mayor ganancia de peso y desarrollo de tejidos celulares, mientras que la dieta solida estimula principalmente el desarrollo del rumen; si el sistema de alimentación en crianza está basado en grandes cantidades de leche, las ganancias de peso serán fácilmente por encima de los 800 grs/día, pero los consumos de alimento solido serán bajos, que al momento de destetar estos animales probablemente exista un retraso en el crecimiento, pues realmente el becerro no está preparado para consumir este tipo de dieta. Por otro lado, cuando el becerro es alimentado con dieta líquida limitada, su consumo de alimento balanceado y forraje tiende a incrementar, disminuyendo el retraso posdestete que comúnmente vemos en el establo.
Cada establo lechero tiene su propio sistema de alimentación diseñado a su necesidad económica y productiva, generando resultados favorables o quizá desfavorables pero con la opción de mejorar y hacer más redituable esta pequeña pero importante área del establo.
´´Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo´´
Albert Einstein
Literatura citada
Hammon, H. M. Zanker, I. A. Blum, J. W. (2000). Delayed colostrum feeding affects IGF-1 and insulin plasma concentrations in neonatal calves. J Dairy Sci. Vol. 83: 85-92.
Foley, J. A. Otterby, D. E. (1978). Availability, storage, treatment, composition and feeding value of surplus colostrum: a review. J Dairy Sci. Vol. 61: 1033-60.
Godden, S. (2008). Colostrum management for dairy calves. Vet Clin Food Anim. Vol. 24: 19-39.
Li, J. H. Yousif, M. H. Li, Z. Q. Wu, Z. H. Li, S. L. Yang, H. J. Wang, Y. J. Cao, Z. J. (2019). Effects of antibiotics residues in milk on growth, ruminal fermentation and microbial community of preweaning dairy calves. J Dairy Sci. Vol. 102. No. 3: 1-10.
Phillips, I. M. Casewell, T. Cox, B. De Groot, C. Friis, R. Jones, C. Nigthingale, R. Preston, J. (2004). Does the use of antibiotics in Food animals pose a risk to human health? A critical review of published data. J. Antimicrob. Chemother. Vol. 53: 28-52.
Soberon, F. Raffrenatto, E. Everett, R. W. Van Amburgh, M. E. (2012). Preweaning milk replacer intake and effects on long-term productivity of dairy calves. J. Dairy Sci. Vol. 95: 783-793.
Plaza, J. Martínez, Y. Ibalmea, R. (2009). Manejo del alimento fibroso en la alimentación de terneras de reposición. Revista Cubana de Ciencia Agrícola. Vol. 43. No.1: 19-22.